Mujer sentada/El Rincón de Ali
«Aclarar o no, esa era la cuestión… Pero mucho más vivir a un ritmo donde a veces por más que quieras algo decides por tu bien»
Fernando al ver a Paula, no dudo en acercarse antes de que ella subiera a su carro y le preguntó, «¿todo bien, acaso pasa algo? Ella un tanto asombrada y dejando de lado un poco su molestia, volteo y le respondió «todo de maravilla, disculpa si voy de prisa, pero tengo que llegar a un lugar. Nos estamos viendo o tal vez no, incluso nunca».
El caballero al ver que Paula se alejaba, se quedó pensando en lo que le dijo, quizá era tiempo de tomar decisiones, de no jugar ni con él y mucho menos con ella, de ver más allá, de dejar estar insistiendo o insistir un poco más en esa historia. Cierto es existen conexiones con algunas personas, pero también con esas mismas por mucho que las ames o estés encaprichado tiene tiempo de caducidad.
Por otro lado, Paula, al ir en su carro no pudo resistir las ganas de llorar traía un remolino de emociones entre enojo, frustración, decepción, amor, esperanza, desilusión, ilusión… No sabía que lado ganaría, pero si tenía claro que ella tiene que estar bien y no debe dejar que le afecte más de lo que no debería, al final del día ella estaba consciente que seguían siendo un par de desconocidos y que cruzar esa barrera iba ser difícil había días que estaba decidida a hacerlo, otros dejar todo por la paz y otros más esperar que el destino decida.
En cuanto llegaron a casa:
Fernando no pudo evitar pensar en ambas, al recordar a su ex sentía muchas cosas, principalmente pasión, pero no tenía claro si era amor… Al pensar en Paula y recordar su mirada junto con una actitud que creyó nunca tendría con él, sintió dolor ese que solo con personas que valen quema tu corazón… Dentro de él aunque quisiera hacerse el que no entendía, sabía que sin querer o tal vez queriendo la lastimó, porque al final del día si nunca le dijo día, pero tampoco le habló con la verdad una que también ella (Paula) merecía/merece…
Por otro lado Paula en cuanto llegó a casa, volteó a ver el cuadro que tiene de la virgen, vio su celular y después de semanas al fin decidió borrar aquella conversación que tuvo con Fernando, puede ser impulsada por lo que había sucedido en el estacionamiento, aquel momento donde ni ella encontró explicación razonable para saber cómo pudo contener su llanto pero por increíble que parezca así sucedió… Sabía que algo o mejor dicho alguien está en la vida de Fernando, justo ahí con lágrimas en los ojos dijo «te pido me des señales, para saber si debo seguir ahí o no, duele y mucho no poder acercarse a alguien con y por el cual sientes algo. Tal vez este loca, pero sé lo que sentí y siento cada que nos vemos».
Sin saber ambos se quedaron dormidos, por diferencia de minutos casi al mismo tiempo, efectivamente tal vez una relación más estrecha entre ambos por el momento tendría que esperar, incluso como amigos, existen personas que por más que te abran las puertas, de pronto las cierran por miedo.
Al otro día Fernando, no pudo evitar escribirle a Paula para preguntarle cualquier cosa:
Fernando. Hola, buenos días, ¿cómo estas?
Paula. Bien gracias, ¿y tu?
Fernando. También bien, gracias.
Paula. Dime, ¿puedo ayudarte en algo?
Fernando. Sí, tengo unas dudas.
Paula. Te leo, dime.
Fernando. ¿Crees que en la revista donde trabajas, tengan algún artículo sobre la publicidad que más impacta en las personas?
Paula. Seguramente en alguna otra, si quieres pregunto y te digo para que vayas por la información y se pongan en contacto contigo.
Fernando. Perfecto, ¡muchas gracias!
Paula. Por nada y buen día.
Cuando terminó la platica, por supuesto (Paula) no supo si sonreír, reír, enojarse, quedarse callada… Por sorprendente que parezca al llegar preguntó a una de las editoras de otra revista, sobre la información que le preguntó Fernando.
Por otro lado (Fernando) sabía que era un pretexto para estar en contacto con ella, pero en cierto modo le daría tiempo para aclarar un poco su mente y hacerse presente.
De pronto llego la editora de la revista con Paula y le dijo «me vas amar, aquí tengo lo que necesitas». Paula sabía que tenía que ponerse en contacto con Fernando, volteó a ver a la editora y le contestó «gracias, te debo una».
Después de pensarlo mucho si decirle o no:
Paula. Hola, disculpa que te moleste pero ya tengo la información que me pediste, ¿dónde te la dejo, envío o qué?
Fernando. Muchas gracias, si puedes, al rato paso por ella.
Paula. No sé si pueda, porque saldré por trabajo, pero con todo gusto lo dejo encargado y que te lo de la secretaría.
Fernando. Ok, esta perfecto, gracias.
En parte era cierto y no que ella saldría, pero digamos que fue como un pretexto porque no quería verlo, no así con ese remolino de emociones que traía… Por otro lado Fernando no sabía si debía ir para ver si la encontraba en el camino o esperarse a mañana… Decidió ir y por desgracia para él no la vio, pero ella sí, justo cuando observó que venía para el edificio se escondió.
Y ya cuando salió, la secretaria le dijo «Paula, te dejaron una nota»… Ella se acerco sonriendo y agradeció, cuando abrió la nota decía «me hubiera encantado verte, pero entiendo que tal vez no es el momento y ya habrá tiempo»… De nuevo esa frase «ya habrá tiempo, ¿qué significa?». No sabía si sonreír, brincar, cantar, gritar, llorar, enojarse… pero lo que si supo es que tenía que irse de ahí.
Cuando iba manejando, se desvió a uno de sus lugares favoritos para aclarar un poco su mente, no entendía esa frase «ya habrá tiempo», en verdad se decía a ella misma. «Si ya habrá tiempo pero cuándo y luego dicen que las mujeres somos complicadas, me queda claro que no lo soy tanto… No entiendo».
Aunque en ese instante recordó las palabras de sus amigos y dijo «ok vamos a ver hasta donde aguanto y tolero… Vamos a ver qué dice el destino, creo por algo no me ha mandado a la chingada, tal vez hay cierta esperanza, seguiré aunque reconozco no sé hasta cuándo».
Pasaron semanas y…