En el post del lunes hablé sobre ser mal agradecido, aunque sé es un tema “choteado” (recurrente) a veces es bueno recordar las maravillas que te da el ser agradecido. ¿Hace cuánto al despertar no agradeces por un nuevo día, por tener ropa, un techo, carro, trabajo, salud?
Lo vemos tan común, que creemos merecemos todo ello por existir, pero, ¿qué ocurre cuando te enteras de algún familiar que está enfermo? Ahí en automático algo surge en ti, pero, ¿cuánto tiempo dura?
No vengo a regañar a nadie, no es mi papel… Alguna vez lo puse solo comparto lo que creo podría ayudar, continuaré con la historia.
¿Recuerdan al personaje), (mujer/hombre) tú decides qué cara ponerle… que se queja de todo desde que su alarma suena?
Conforme pasan los días, se da cuenta que algo sucede, desde que despierta no encuentra algún motivo para estar conforme con su vida, parece le hace favor al mundo de estar aquí. De la nada se va a caminar.
Llega a un lugar que jamás había visitado pero decidió sentarse, pedir un café y mirar al cielo… Sin que se diera cuenta se sentó alguien, se quedaron viendo, curiosamente empezó a hacerle platica como si se conocieran de años.
- Este lugar me encanta, casi siempre vengo y me gusta sentarme con personas agradables, espero no incomodar.
Solo se le quedaba viendo, pero en vez de decirle que se fuera, decidió escuchar.
- Si, este lugar tiene algo especial.
- Ve alrededor, la gente parece que no tienen problemas, se toman su tiempo, el tiempo, a veces tan poco entendido y sin embargo cuando haces las paces, incluso agradeces, ¿agradeces?
- Hace mucho tiempo, deje de hacerlo
- ¿Algún motivo en especial?
- Mmmmm tal vez, un poco decepcionado de mi vida.
- ¿Por qué?
- Tengo trabajo, una casa, puedo pasear, no sé algo me falta, pero no logro descifrar qué es.
- ¿Qué te gusta?
- Infinidad de cosas.
- Te propongo algo, ¿está bien?
- Sí, escucho
- Durante dos semanas, harás un ejercicio, todos los días al despertar y durante el día hasta que termine, agradecerás por abrir los ojos, por tener tu carro o dinero para el transporte, por haber llegado a tu trabajo, por poder ir al lugar que elijas, ir a dormir tranquilo a pesar de los retos (no problemas), retos que pone la vida.
- ¿Y eso de qué servirá?
- Tú mismo, si en verdad quieres hacerlo te darás cuenta. Nos veremos aquí a la misma hora dentro de dos semanas y me contarás si experimentaste algún cambio.
De la nada desapareció la persona, pidió la cuenta y conforme caminó a su casa desde ese instante empezó agradecer la dicha de poder caminar, sí a pesar que la lluvia fue su compañía (como siempre).
Al llegar a su casa, cuando empezó a dar gracias, no sabía cómo hacerlo pero dijo lo fundamental, “perdón, hace mucho no me dirijo a ti, parece que hasta nuevo soy… Oye muchas gracias por este día, esa persona que me tope chiiin no le pregunté su nombre fue alguien especial, veremos qué sucede pero gracias”.
En días posteriores ese ejercicio empezó a ser habitual, tanto que en el tráfico comenzó a poner música, sonreír un poco más e incluso cantar.
En el trabajo se empezó a comportar de forma diferente, sus compañeros notaron la diferencia y aunque estaban sorprendidos invitaron a que se integrará, al inicio costó un poco de trabajo pero después fue mucho más fácil.
Ya no hacía todo de forma automática, quiso hacer otras actividades aparte del trabajo, tomar cursos, leer, escuchar música, incluso en el supermercado ya no compraba lo habitual en su lista integro cervezas y vino.
Sí tuvo algunos días, donde la lucha interna se hizo presente, pero a pesar de que su costumbre se asomó, siempre quiso descubrir más de ese nuevo panorama.
Los días ya no eran pesados, la ligereza se hacía notar incluso a pesar del estrés y todo lo que tenía diariamente.
La mayoría de las personas piensas que hacer cambios no sirve de nada, tú que me hace el favor de leerme, te invito a que lo hagas poco a poco y verás, no supongas e inténtalo.
En el último post pondré la conclusión de la historia.